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ROBANDO A DIOS

No me refiero a los inconversos, que no saben diezmar; quiero dirigirme a aquellos que, dentro de la iglesia, pueden ser hallados robando a Dios.
Si alguien quiere socorrer a los necesitados, o de alguna manera favorecer a otra persona, debe hacerlo con sus propios recursos; pero no es honesto hacer el papel de bondadoso disponiendo de lo ajeno.
Si alguien administra bienes ajenos, o bienes colectivos, no debe sentirse dueño de lo que está administrando, y si de eso da, no debe darlo como si fuera suyo, sino en nombre de la persona, institución o colectividad que representa.
¿Será justo usurpar los bienes de una persona, y después, para contentarla, regalarle una parte de lo mismo que se le había quitado, como si con ello se le estuviese haciendo un presente, o un favor que deba agradecer?
Si estas cosas son contraproducentes en el trato con los hombres (y a los hombres inteligentes no es fácil engañarlos), mucho más cuidado debemos tener en todo lo que se relaciona con Dios.
Dios había ordenado destruir todo ser viviente en Amalec, incluyendo al ganado, y no le fue bien a Saúl escoger lo más hermoso del ganado para «ofrendarlo» a Jehováh, en desobediencia a su mandato.
Los escribas y fariseos estaban creídos de que Dios aceptaba como ofrenda el socorro que cualquier hijo negaba a sus padres, pero Jesús claramente les enseñó lo contrario. Mat.15:4-6.
Dios ama al dador alegre, pero dador es el que da de sí; y aunque es bueno estimular a otros a dar (hacer colectas para la causa de Dios está aprobado por la Biblia 1Cor.16:1-3), no se puede decir lo mismo del que para lograr éxito en la recaudación tiene que pisotear la pureza de la santa doctrina, y el honor o prestigio de la hermandad que representa ante los demás.
¿Será justo apelar al fraude, engaño o mentira para enriquecer las arcas del santuario? ¡No! ¡Robar para Dios es robar a Dios!
Dios no se contenta con la rapiña, y menos cuando el que la practica lo hace más por interés a la parte que le queda, que por el beneficio que pueda aportar a la Obra del Señor.

Ob. B. Luis, Punta Santiago, P.R. Mayo de 1982